¿Por qué margen de error?

Lo que importa no es tanto el error, sino el margen. O 50-50. Pero sin esa pequeña brecha, sin que nos falte un poco, no habría posibilidad de mejorar. Hay errores congénitos, que nos acompañarán toda la vida, como una "fallita" en un ojo. Pero eso no quiere decir que no veamos bien. Al contrario, nos obliga a esforzarnos por ver mejor.

A veces de cal, otras de arena.

domingo, 3 de abril de 2011
Me pregunto si el tiempo será acaso esa sucesión de horas, minutos y segundos en la que se estructura la vida? Supongo que no, la vida a veces puede ser bastante desestructurada y contra todo pronóstico, los días pueden pasar rápidos, tanto que ni se los ve, parados como estamos en la vida y allá los minutos corren libres y hacen lo que quieren con nosotros. Son como niños, juegan siempre. Son como mariposas, no se puede atraparlos.  Y luego vienen los largos días en los que el mundo parece estar hecho de palillos de madera o de tizas y cada movimiento será, con seguridad, la pesada certeza de tener que volver a empezar, a reconstruir, a caminar lo ya caminado. Esos días corpóreos en los que hay que arrastrar el cuerpo o el tiempo, pero arrastrar.
Será entonces, el espacio que hay en los relojes? La distancia que recorren las agujas, incansables, siempre haciendo el mismo camino?
Pues no. Era la respuesta que más me cerraba, que el tiempo estuviera encapsulado en todos los relojes del mundo, girando en el mismo sentido, todos juntos al unísono. Al romperlos, se destruiría el tiempo, entonces?
Él dice que el tiempo es una de las cosas más raras de este mundo. Y yo pienso que en este mundo, todo es raro, según cómo se lo mire. Él habla rápido, como piensa, hay que dejarlo hablar un poco para saber por dónde está pensando, para mirar hacia arriba, mientras se lo escucha, y uno se ubica en un lugar en el que sus pensamientos (los de él) son como personas y mientras los cuenta, mientras me explica lo que piensa, yo voy imaginando que esa persona que es el pensamiento, recorre un camino. Pero qué te voy a contar a vos, si ya lo conocés.
Decimos entonces que el tiempo es relativo porque si tomamos a dos personas en un mismo lugar, viviendo una misma situación y ahí las dejamos durante dos horas, cada ellas tendrá una percepción diferente del tiempo que está viviendo. El que está muy cómodo, las vivirá como si fueran quizás, escasos treinta minutos, veloces minutos que se escurrieron en sus dedos. El  otro se moverá incómodo en su silla, buscando que el tiempo lo atraviese, lo duerma quizás, ya que lo que lo hace retorcerse mientras está sentado no es tanto que su asiento sea de madera o no tenga el almohadón mullido que le gustaría. La dureza es del tiempo, inflexible.

Entonces…si no está en los relojes, si no es en lo que se mide la vida-que en todo caso se medirá en momentos alegres y suspiros-, si ni siquiera podemos decir que somos jóvenes o viejos según el paso del tiempo, si ya dudamos de si es tarde o es temprano, de si nuestros relojes  atrasan  o adelantan  con respecto a otros (¿a cuales?), y si el haberte conocido nos abrió una puerta en el medio del tiempo, una hendija por la que lo vulneramos y fuimos contra todas sus reglas, contra las reglas de todos los relojes y ahí estamos, acelerándolo en algunos aspectos, deteniéndolo en otros, desafiándolo a veces y cuestionándolo siempre…Hemos decretado que hoy, además de ser tu cumpleaños, será el día en el que nombremos al tiempo como una mentira absurda. En honor a esta sublime liberación, te entregamos un presente para que recuerdes que el tiempo siempre depende de la percepción y mirándolo así…cada tic tac tiene un sonido propio.

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