¿Por qué margen de error?

Lo que importa no es tanto el error, sino el margen. O 50-50. Pero sin esa pequeña brecha, sin que nos falte un poco, no habría posibilidad de mejorar. Hay errores congénitos, que nos acompañarán toda la vida, como una "fallita" en un ojo. Pero eso no quiere decir que no veamos bien. Al contrario, nos obliga a esforzarnos por ver mejor.

Presentación TrashCo

jueves, 7 de abril de 2011
El día de la presentación, se reprodujo un audio que, con mi voz, contaba lo siguiente: 


Dicen que cuanto más cansado estás, peor dormís. Que es difícil descansar cuando uno tiene la cabeza llena de cosas, llena de ideas, de cosas pendientes, cosas lindas, cosas feas, divertidas, proyectos, sueños…Justamente, sueños, cuanto más llena de cosas tenemos la cabeza al acostarnos, más confuso será lo que soñemos. Eso dicen, no sé. Pero debe ser cierto, porque no hace mucho tiempo, un viernes, me acuerdo, tuve un sueño muy confuso, y a la vez, revelador.
Hacía tiempo rondaba en mi cabeza la idea de la realidad, y me acosté pensando en eso… ¿Qué es lo real? ¿Quién lo determina? ¿Qué hace que lo que veo, sea lo que realmente ES esa cosa, que ahora sólo es una imagen atrapada por mis ojos;  proyectada en mi cerebro? Las convenciones, los acuerdos, eso determina la realidad, afirmaba, mientras se iban cerrando mis ojos, que cada vez pesaban más. Y parece mentira, pero todo tiene que ver con eso, todo se reduce y se expande, hacia la realidad acordada; desde ella…Todo lo que nos rodea es una telaraña de presupuestos acordados por alguien, de procesos grabados a fuego por la repetición, papeles en blanco que firmamos a ciegas, aceptando por reales situaciones que ni siquiera nos detenemos a analizar… ¿Por qué esto es así? ¿Quién decidió que la manija de la puerta se llamara picaporte, qué comamos sentados, qué no cantemos a los gritos por la calle la canción que nos gusta? Y a medida mis ojos se cerraban, me imaginaba dentro de un mundo fuera de las convenciones, libre…
Creo que me había quedado dormida, dándole más y menos vueltas a todo esto, cuando pusieron frente a mis ojos un sifón. Me trajo recuerdos de mi infancia, porque era de esos sifones que el sodero se llevaba vacíos y a los que luego, dejaba llenos en aquellos cajones naranjas, en una ceremonia que duraba pocos minutos, pero que permanecía en la atmósfera, en forma de ruido, durante un largo rato más. Pero este sifón, que ahora estaba ante mí, en lugar de dar soda, daba luz. ¿Qué hago entonces con las convenciones que indicaban, que gritaban desde mi cabeza, que eso, si era un sifón tal como lo veía, tenía que expulsar líquido por su pico? No tuve tiempo para pensarlo. Apareció en escena un bidón, lleno de luz. Un lavarropas, lleno de luz. Otro lavarropas, rodando, con un almohadón sobre sí mismo. Medio secarropas, lleno de luz. Una danza de objetos que ya conocía, jugando a que podían ser y hacer otra cosa. Poniendo en jaque la significación de lo que ya conocía, danzaban intermitentes ante mis ojos, estos objetos infernales. Tuve miedo, no voy a decir que no. Nadie puede negar que lo desconocido, da miedo. Lo nuevo asusta, hay que reconocerlo. Y no por convención, lo nuevo asusta porque es la evidencia de que las convenciones se pueden quebrar. Y si reconocemos esto, que hay un lugar, una brecha pequeña, ínfima, pero real, eso sí que es real, hay que jugársela. Hay que aprovechar la brecha, meter un palito, después la mano entera y hacer un boquete. Romper la estructura, el molde, salir del capullo, salir, salir.
Salí de abajo de la sabana, empapada en sudor. El frío me hizo despertarme de golpe. Me senté en la cama y pensé, con cierta desazón, que había sido todo un sueño. Sin embargo, el aire tenía algo distinto, algo había cambiado desde la última vez que estuve despierta… Una forma nueva de la misma realidad.
Súbitamente, luces de colores empezaron a rodearme, una tras otra. Colores y formas bailaban una danza que creí haber imaginado.
Y entonces comprendí, cegada por las luces, que la realidad es simplemente, lo que somos capaces de hacer con ella.
Bienvenidos a TrashCo, una forma de jugarse, y hacer de un sueño, algo real.

0 huellas en este camino:

Publicar un comentario